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Mostrando entradas de noviembre, 2014

Universal Language, por Benjamin McPherson

Anarchy: La Noche de las Bestias (2014)

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En un futuro cercano, el gobierno totalitario de EEUU ha instaurado una medida sin precedentes para “purificar” a la población: un día al año las leyes dejan de tener efecto y cualquiera puede asesinar a otro sin temor al castigo. Durante las doce horas que dura la Purga, tanto la policía como los servicios de emergencia dejan de actuar y los ciudadanos son animados a “liberar su bestia interior”. Sólo hay dos opciones, refugiarse en casa esperando a que todo pase o salir para unirse a la matanza. Anarchy: La Noche de las Bestias es la segunda parte de la saga que comenzó con The Purge (2013) . En ella el guionista y director James DeMonaco planteaba la misma situación, descrita desde el punto de vista de una familia adinerada que debe elegir entre permanecer en su residencia-bunker de las afueras o socorrer a un hombre perseguido. Una trama algo limitada para una ambientación que podría dar mucho más de sí. Un año después, tanto en la realidad como en la ficción, regresamos a e

Diversión

Elige una regla de tu juego preferido, o mejor del tuyo propio. Pregúntate si se creó para que los jugadores se diviertan o por el contrario les pone trabas. Si respondes lo segundo, considera si debe existir, al menos tal y como está concebida ahora. Reescribe si es necesario. Repite el proceso para todas las demás. El motor de un juego de rol no son las tiradas de dados ni las fórmulas matemáticas, sino su capacidad para entretener. Los jugadores piden cosas muy simples a un reglamento: coherencia, flexibilidad y por encima de todo, que favorezca la diversión. Un sistema siempre debería estar al servicio de los que van a utilizarlo, y no al revés. El dilema a la hora de diseñar no está entre simple o detallado, real o irreal, sino si vamos a lograr que aquellos que lo usen pasen un buen rato.

Don Juan Tenorio, los muertos se han de filtrar...

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Por dondequiera que fui, la razón atropellé la virtud escarnecí, a la justicia burlé y a las mujeres vendí. Yo a las cabañas bajé, yo a los palacios subí, yo los claustros escalé y en todas partes dejé memoria amarga de mí. Ni reconocí sagrado,  ni hubo razón ni lugar  por mi audacia respetado;  ni en distinguir me he parado  al clérigo del seglar.  A quien quise provoqué,  con quien quiso me batí,  y nunca consideré  que pudo matarme a mí  aquel a quien yo maté.  (…) Clamé al cielo, y no me oyó. Mas, si sus puertas me cierra, de mis pasos en la Tierra responda el cielo, no yo. Don Juan Tenorio - José Zorrilla (1844) Fuente: Don Juan Tenorio : drama religioso-fantástico en dos partes / por José Zorrilla; edición de Joaquín Juan Penalva (Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes)