Un soplo de grandeza
"—Romain Gary fue prisionero en un campo alemán durante la última guerra —retomó EPJ 327—. Las condiciones de supervivencia de los detenidos eran más o menos las mismas que las nuestras. No hace falta que les cuente hasta qué punto es inhumano y, peor aún, deshumanizante. Contrariamente a lo que ocurre aquí, hombres y mujeres estaban separados. En su campo de hombres, Gary veía a detenidos como él convertirse en pobres salvajes, en animales agonizantes. Lo que pensaban era una tragedia todavía más grave que lo que soportaban. Ser conscientes de ello era su peor tormento. Permanentemente humillados por la porción congrua de humanidad a la que se veían reducidos, aspiraban a la muerte. Hasta el día en que uno de ellos tuvo una idea genial: inventó el personaje de la dama. EPJ 327 se calló para quitar de su sopa una cucaracha que flotaba, y luego prosiguió: —Decidió que en adelante todos vivirían como si entre ellos hubiera una dama, una auténtica dama, con la que conversaría