Escribir sobre lo que uno conoce es un viejo consejo que se da a los autores que empiezan. No recuerdo dónde lo leí por primera vez, seguramente en alguno de los manuales de escritura a los que era tan aficionado hace años (y que para mi sorpresa sirvieron para algo). Siempre he tenido una relación de amor-odio con esa recomendación. ¿Escribir sobre lo que se conoce? ¿Qué persona corta de miras nos sugeriría eso? ¿No es preferible la libertad total, sin cortapisas? ¿No somos dueños los escritores de una desbordante fuente de maravillas que traducimos en palabras sin aparente esfuerzo? Ironías aparte, si lo analizamos fríamente tiene su lógica, el conocimiento da fluidez y seguridad a la hora de escribir, algo de lo que siempre andamos escasos. Por mucho que nos cueste reconocerlo las experiencias de primera mano se filtran en el papel con una fuerza que es difícil dar a las creaciones de imaginación pura. Los lugares se construyen por sí solos en las páginas de nuestra historia, creí