Ciudades Perdidas

El clásico argumento de la búsqueda de la ciudad perdida puede dar mucho juego a la hora de organizar una partida, ya sea de La Llamada de Cthulhu o cualquier otro juego de ambientación contemporánea. Aunque en los juegos medievales fantásticos también pueden utilizarse estas ideas (y en Eberron de Dungeons & Dragons se fomenta), no impresiona tanto llegar a unas ruinas milenarias si un día sí y otro también nos dedicamos a explorar mazmorras, criptas y tumbas.

Un ejemplo del mundo real en el que inspirarse es la historia del complejo de templos de Angkor, en Camboya. Considerados una leyenda durante mucho tiempo, hasta el siglo XIX no fueron redescubiertos por arqueólogos franceses, que dieron crédito a las historias que contaban los nativos. Con 72 templos y otros edificios repartidos por una zona de 400 km2, se trata de una verdadera ciudad sagrada, la más grande del mundo. Y a pesar de ello permaneció oculta por la selva durante más de 500 años.

Crear una aventura con estos antecedentes es muy fácil. Todo puede comenzar con el encargo de viajar a la jungla siguiendo un antiguo mapa (encontrarlo puede ser un buen preludio). Al llegar a la ciudad más próxima los personajes deberán organizar la expedición y se encontrarán con la oposición de los nativos. Pueden ser amenazados o sufrir algún extraño ataque, por ejemplo un intento de asesinato que les meta en una persecución por el mercado, al más puro estilo de En Busca del Arca Perdida o La Momia.

El director de juego irá añadiendo elementos sobrenaturales a medida que se acerquen al templo y cuando finalmente lo descubrán, también será el momento revelarles la verdad de lo que ocurre. Esto funciona mejor si se hace en el interior de las ruinas, cuando ya han sobrepasado todas las trampas y peligros. En el caso de que estemos en La Llamada de Cthulhu, puede ser su primer encontronazo con una criatura de los Mitos. Ideal para jugadores novatos.

No es una estructura innovadora, pero en mi opinión lo clásico, si es bueno, siempre funciona así que ¿por qué privarnos de una tarde de exploración?

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